25 de octubre de 2005

El extraño caso de la demanda aparecida (7. La sombra del pasado)

Si han leído ustedes las entradas precedentes, seguramente pensarán que después de tanto ruido y tanto follón como han montado con la dichosa demanda, luego la cosa no es para tanto, ¿verdad? Ni Javier Cavanilles era ese ser terrible, sediento de sangre amorosiana, ni sus artículos eran tan espantosamente ofensivos para con el pobre Pedro Amorós.

Algo parecido puede haber pensado el redactor de la demanda, porque tras narrarnos la historia de los artículos sobre las Caras de Bélmez añade un Hecho

SÉPTIMO


En el que resucita una historieta más antigua. Dice el demandante que

La fijación del periodista Javier Cavanilles con el demandante comienza con las falsas imputaciones que realiza en la sección de sucesos de "El Mundo del Siglo XXI" con fecha 4 de noviembre de 2001. En la torticera noticia rubricada "UN PARAPSICÓLOGO OFRECE FALSOS TÍTULOS UNIVERSITARIOS POR INTERNET" se le acusa de vulnerar distintas disposiciones legales en materia de publicidad y educación...


Bien. ¿Es cierto eso? Consultemos el artículo (que, como tampoco he encontrado por ningún lado, he colgado en mi página).

Como puede comprobarse, la "fijación" de Cavanilles consistía en una serie de imputaciones, sí, pero de falsas nada. Así, Cavanilles comentaba que la SEIP mostraba en su página la propaganda de una serie de cursos consistentes en una "diplomatura", una "licenciatura" y un "máster" en parapsicología. Cursos que, decía la página, conforman una carrera con "acreditación reconocida en todo el mundo".

El anuncio terminaba con una mención en letra pequeñísima en la que se indicaba que los cursos estaban

Acogidos al art.35 Decreto 70/76 de 5 de marzo, según el art.43 O.M. 5/2/79 B.O.E. de 19/2/79 de Ordenación de la Formación Profesional


Seguidos, en letra bastante más grande, de un bastante equívoco

Ministerio de Eduación y Ciencia.


Como puede comprobarse (la página, en su versión de aquel entonces, puede consultarse aún aquí (¡qué terrible puede resultar esto del Web Archive!, ¿eh?), el uso de una terminología equívoca (los "cursos" se denominan "diplomatura", "licenciatura" y "máster", como si fueran realmente carreras universitarias de las de verdad) y la falta de información sobre la validez real de los mismos (o sea, ninguna) los muestra como falsos títulos universitarios ofrecidos por Internet. Vamos, lo mismito que decía Cavanilles.


Por cierto, de rebote esta historia de los cursos nos permite comprobar algo que ya sospechábamos: que en la SEIP alguien padece problemas de visión. Razonesparadudar tuvo la santa paciencia de indagar sobre ese Decreto 70/76 del que se habla en la propaganda de los cursos, y descubrió que en realidad es el Decreto 707/76. Vamos, que lo mismo que ocurrió con el número de Registro, digo, la "Autorización Gubernamental Internacional", alguien no ha visto bien los números. Desde aquí deseamos fervientemente que se trate sólo de un problema de mala graduación de las gafas.

En fin, que el artículo de Cavanilles no decía nada de torticera: en efecto, los cursos de la SEIP resultaban engañosos y vulneraban varias disposiciones legales en materia de publicidad y educación. Y en este sentido no tiene ninguna importancia que, como sigue diciendo la demanda, aquello acabase

sin que le conste a esta representación acción jurisdiccional o sanción administrativa impuesta a Don Pedro Amorós Sogorb o a la SEIP

No tiene ninguna importancia, sencillamente porque las infracciones existen con independencia de que sean castigadas. Si alguien aparca su coche bajo una señal de prohibido aparcar estará cometiendo una infracción tanto si le multan como si no le ve ningún guardia, el policía lo ve pero decide hacer la vista gorda o, qué sé yo, aparece un fantasma y se carga los amortiguadores del coche. Como todo el mundo sabe (y especialmente los abogados, por muy Letrados de parte que sean), las infracciones son presupuesto necesario para que haya una sanción, pero la falta de sanción no implica que no se haya cometido ninguna infracción.

En fin, para la demanda la historia acaba aquí, con el feroz Cavanilles ensañándose con el pobrecito Amorós. Pero lo que el redactor de la demanda no sabe -o quizá prefiere no saber- es que la cosa tuvo más cola de lo que parece. Justo al día siguiente Cavanilles volvió a publicar un artículo, titulado esta vez "La UCE considera «publicidad engañosa» la página web que ofrece falsos títulos universitarios de parapsicólogo". En esta nueva entrega el malvado Cavanilles, no contento con sus averiguaciones, contrastó su información con la Unión de Consumidores de la Comunidad Valenciana-UCE, quienes confirmaron punto por punto la información del artículo anterior.

¿Y adivinan lo que pasó? Según el silencio de la demanda podría parecer que nada. Pero no. Comparen esta captura de pantalla con la anterior:¿Notan algo?

Sí, en efecto, hay una sutil -o no tan sutil- diferencia: en la nueva versión (que aún puede encontrarse en la dirección original) han aparecido estos dos textos:



Para quienes no quieran dejarse la vista desentrañándolos (porque, eso sí, siguen estando en letra más bien pequeña), los transcribo literalmente. El primero dice

¡ Atención !
Le informamos que las Titulaciones que se aquí se disponen no tienen validez académica alguna
sólo están reconocidas por la Sociedad Española de Investigaciones Parapsicológicas.
Le recordamos que la parapsicología de momento no está reconocida por las Universidades Españolas y por tanto estos estudios no pueden ser
avalados, compulsados o reconocidos por las mismas.


Y el segundo

Los datos de información de esta página en cuanto a validez académica
han sido actualizados a fecha de 5/11/01 siguiendo consejo de la UCE con el fin de que no sea
considerada esta información, como Publicidad Engañosa.

Intentamos ser lo más trasparentes posibles.


(La negrita está en el original).

En resumen: que la SEIP, según la demanda, no cometía ninguna infracción, y sin mediar provocación alguna el malvadísimo Cavanilles se lanzó contra ellos para vejallos y ultrajallos. Pero resulta que, justo después de publicados los artículos (fíjense en la fecha en la que dicen haber actualizado los datos), Amorós y sus muchachos intentan evitar seguir incurriendo en los defectos legales que les achacaba Cavanilles e insertan la aclaración de que la validez académica de los títulos es sencillamente ninguna. Todo ello siguiendo con tono de súplica (en plan "por favor, no nos denuncien") y siguiendo, dicen, el consejo de la UCE. Pero si tenemos en cuenta que al parecer ni siquiera se molestaron en preguntar a la Unión de Consumidores, parece evidente que el consejo se lo aplicaron como consecuencia de haber leído el artículo de Cavanilles.

Cabe suponer que, tras esta modificación, la oferta de cursos pseudouniversitarios habrá dejado de engañar a quienes pudieron haber picado con el anuncio original. No lo sabemos. Pero sí sabemos que, de nuevo, la SEIP se ha ocupado ella solita de dejar en evidencia al Letrado de Amorós. En fin...

2 comentarios:

  1. Anónimo15:08

    "estará cometiendo una infracción tanto si le multan como si no le ve ningún guardia, el policía lo ve pero decide hacer la vista gorda o, qué sé yo, aparece un fantasma y se carga los amortiguadores del coche."

    Ja, ja, ja...

    Saludos rápidos desde un cíber,

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  2. Anónimo12:32

    ¿No os dais cuenta que todos vuestros mierdas de blog tratan siempre de lo mismo? Ja, ja, ja... después hablarán de esos a los que desprestigian. INUTILES

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